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El resumen de  atv+

Dándole vuelta a la televisión basura y en contacto con el Perú

Publicado: 2016-03-02


Hace meses que tenía pendientes las siguientes palabras, y quería aprovechar la ilusión que nos otorga la internet de creer que lo que escribimos pueda llegar a ser importante. Hoy toca ATV+.

En el ya lejano 2014, en ese entonces el GRUPO ATV se preparaba para hacerle la guerra a los canales dedicados estrictamente a las noticias, los más representativos Canal N y RPP. Era una idea vieja que se cosechaba desde que el solitario canal ATV le ganó el canal Global TV (canal 13) al más-más de las telecomunicaciones y deudor número uno de la televisión peruana: Genaro Delgado Parker; y unió fuerzas con otras pequeñas casas periodísticas alrededor del país para crear un conglomerado.


Si bien el canal ya existía mediante señal UHF (esa que solo veías por el canal 33) desde el 2011, siempre intentó tener una cobertura más privilegiada. En ese mismo año se hizo público su intento de ganar el canal del hermanón (Canal 11 RBC), sin mayor éxito. En verano del 2014 la promesa de un canal de noticias para jóvenes volvió a recobrar fuerza. Dos programas símbolos de esta intención se hicieron notar inmediatamente: “Dándole vueltas” y “En contacto”.

La primera, con Ana Trelles al mando, se convirtió en una apuesta arriesgada. La conductora que pasaba algo insípida y tradicional (hasta olvidable) en los noticieros del Canal 9, supo dejar de lado las frases clichés y muletillas que pide el público adulto promedio, cambiando: “los amigos del volante”, “el hombre de la ley”, “en el preciso instante”, el fascineroso”, por entrevistas que cumplían la promesa de un diálogo con el otro lado de personajes conocidos. Para un hijo de la televisión periodística noventera, donde el entrevistador confrontativo, audaz, fastidioso, reemplazaba los dibujos de acción; sus formas podría pasar por tibias, suaves y generosas con personas que justamente habían huido (al menos de palabra, no por sus actos necesariamente) de la polémica. Generalmente personajes que no buscaban enemigos y que representaban el medio televisivo con cierto optimismo. Sin embargo, en ocasiones, con un ligero tufillo Bayleano, todo ese estilo se convertía en una treta para llevarlos a una zona de confort ficticia y ametrallar con preguntas incómodas. El no saber esos cambios espontáneos justamente daba mayor dramatismo e interés. Las elecciones del 2014 dieron mucha carne fresca que rebanar. Y hablando de carne, se caracterizó por una excelente red de entrevistados, diferencia abismal con la versión actual del programa. Sí, Alamo Perez Luna. No hace falta decir más.

  

En Contacto, el programa de los jóvenes que ya no encontraban razones para seguir teniendo televisión en su casa (con excepción de sus padres), fue el símbolo de que podría existir un público inteligentemente nerd al otro lado de la pantalla. Si bien a Marco Sifuentes le costaba dejar de lado su pasado (Ventana Indiscreta) y su presente (Útero de Marita), el esfuerzo de alejarse de la polémica política concretaba una puerta de conexión entre el ciberespacio y esa vieja caja que antes tenía orejas de conejo. Temas freaks, geeks, hipsters, pops, en resumen, todo lo que no se encontraba en señal abierta, incluyendo videos con gatitos. Como olvidar el masaje cerebral. Todo esto antes de que coloquen secciones de videos virales en los noticieros o que Mónica Delta tenga que leer el resumen de la sinopsis de Dragon ball en vivo. Seguro que éste programa, con el mismo perfume de Jhon Oliver estadounidense, a más de uno lo obligó a despegar sus rostros de las redes sociales al menos por una hora, para obtener los datos necesarios para volver al ciberespacio con más intensidad.

Como sabrán, por motivos no especificados, En contacto se canceló mientras que Dándole Vueltas vive con el público que ya no recibe peluchín. Motivos gerenciales que describió Sifuentes en una columna que ya no puedo encontrar en La República, nos volvieron a remarcar que la televisión peruana todavía no está preparada para confiar en su público (pero sí para subvalorarlo). Gritándonos a todo pulmón que la cultura solo puede ser aburrida, con un rincón corta-muñecas como “tiempo de leer” o maratónicas jornadas de Marco Aurelio Denegri. Quizá es verdad, el Perú todavía no está listo o, simplemente, nosotros nunca nos acostumbraremos a él. Fue bonito mientras duró. 


Escrito por

Conductéfilo

Amante de la buena y mala conducta.


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